CHILE EN MOTO

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Cada viaje tiene una historia, y aquí están todas.

3 Oct 2021

Ruta los vacunados - El camino hasta Portillo y la Laguna del Inca 

Era domingo, ya con las barreras arriba para poder salir sin necesidad de un permiso y sin toque de queda, y los climas ya más cálidos los paseos en moto eran cada vez más necesarios y se hizo un llamado que llegó en el momento preciso. 

Hay cosas que llegan en el momento justo y a la hora precisa, y así fue este llamado, algunos le pueden llamar oportunismo, otros visión, la cosa es que les llegó a mucha gente, y esa gente respondió.

La hora señalada eran las 9 am, el lugar la copec de la Ruta 57, y siendo las 10am aún llegaba gente que aprovechaba el lugar para abastecerse de bencina. 

Salimos más tarde de lo esperado, pero con el ánimo por la estratosfera, salimos en Zig-Zag a una pista en velocidad promedio de 80Km, tratando de disfrutar el camino que era corto, pero con un objetivo claro.

La autopista estaba en excelentes condiciones, el valle del Aconcagua nos daba la bienvenida con un sol más que agradable, sin vientos fuertes, un clima realmente envidiable, en el cual mientras cada vez sumábamos más y más kilómetros, se hacía más confortable el clima.

De repente el tránsito se detiene por la caseta de peajes, lo que nos indica el cambio de región de forma inminente, trato de acercarme un poco en la fila cuando presencio una caída inexplicable del conductor de una kawa Ninja 400 negra (que luego de regreso a casa a ver las grabaciones seguí sin entender que sucedió xD )

Pasamos la caseta y nos encontramos con un monumento enorme, un tiempo más adelante me entero que es el monumento es la victoria de Chacabuco, en honor a la batalla celebrada ahí en 1817, donde el ejército de Los Andes gana una de las batallas claves para su independencia. Ese monumento tiene un parque informativo de gran área, donde hay más detalles de lo ahí ocurrido.

Luego cruzamos el túnel Chacabuco, el cual hace el cambio de región para llegar a la quinta y adentrarnos de lleno hacia calle larga, entrada a Los Andes pero que pasamos por un breve recorrido, puesto que nos desviamos hacia Portillo, pero sin antes hacer una parada en un restaurante en medio de la nada, plena carretera internacional hacia Argentina, llamado “La Frontera” en donde se pagaba una colación.

Después de habernos repuesto conocí a una gran persona, en Instagram se le conoce como marcobox una persona de unas 4 o 5 décadas aproximadamente, cuya pasión por las motos le hace seguir arriba de una (en ese momento) Yamaha R3 negra. Cuyo tope no iba a ser el único en este viaje.

Ya repuestos, y con todo el ánimo seguimos arriba al ultimo tramo, el cual contenía la cuesta caracoles, 19 curvas cerradas para subir los kilómetros finales dentro del país, pero a unos cuantos kilómetros antes de la frontera, se encuentra el destino: Una Laguna de aguas color turquesa acompañada de montañas enormes llenas de nieve dan por terminada a un destino maravilloso el cual quise realizar por más de 4 años, siendo el punto final de una salida tan anhelada.

5 Sep 2021

Pichilemu - del paraíso al infierno 

Habíamos salido desde Pomaire, y como el destino era sorpresa, no le dije nada sobre este. Seguí de largo y no tome la salida a la Ruta 78 de vuelta a Santiago y pensó que íbamos por fuera, ya que eran las 1 de la tarde por el cambio de hora. 

Ya más adentado de camino a la Sexta Región, el paisaje se torna verde de la nada, y ahí se da cuenta que no íbamos precisamente de vuelta. Le echa un ojo a Waze y ve la hora estimada de llegada: 16:25 hrs.-

-¿Hacia donde vamos? - me pregunta

-A Pichilemu - le digo haciéndome el loco

-No vamos a llegar a tiempo. 

- De más que llegamos bien -Le dije iluso y optimista.

Pero a medida que seguíamos el camino ese optimismo se iba desvaneciendo como una bebida destapada, pues tome la vía secundaria por Melipilla, y solo ese paso Retrasó el viaje en 45 minutos. 

Llegamos a la centrar Rapel a eso de las 15 horas, vimos unos Molinos que se agrandaban tal cual los vio Don Quijote, temerariamente nos acercábamos en una pendiente empinada que nos obligó en un tramo subirla en primera, ”en tanto no se suelten los engranajes estaremos bien” pensábamos, más todo fue un gran espectáculo visual.

Luego del susto siguió el camino a los lugares más recónditos de la Región Metropolitana, como Maria Pinto, y San José, ya saliendo de ésta aproximadamente a las 16:00hrs con una desilusión enorme, con la cual, quedando un largo tramo para el destino final, sólo quedaba echarle ganas que era más rápido llegar a destino que devolverse.

Llegamos a la Ruta 90, último desvío del camino, desde este punto es todo derecho hasta Pichilemu, más es donde comienza la belleza, el asombro, y el verde, porque ya poco más adentro de la misma, se encuentran (sin exagerar) 12 km de bosque a tramos, y cada vez que te adentras en el camino, el bosque se vuelve más frondoso. La vista, los olores, la sensación térmica, todo juega su rol para que te vuelvas uno con la naturaleza que ahí se vive, y cuando crees que no puede ser mejor, sales desde la cima de una montaña y ves el mar en todo su esplendor, que nos recibe con una postal inigualable.

Llegamos a Pichilemu a las 17:40 hrs. Hacia un hambre atroz, por lo que pasamos a comer de inmediato. Una paila marina y reineta a la mantequilla fue el menú de día que hizo que todo lo repetitivo del viaje pasara a un segundo plano. 

Luego de comer visitamos la playa, pero más que la playa en sí, fue la puesta de sol. Era domingo, había toque de queda, y mi primo me aconsejó que nos fuéramos mientras aún había sol, ya que cae una neblina extremadamente espesa en la ruta 90 apenas se esconde el sol, por lo que tuvimos que irnos en el instante. Y así fue. Una neblina tal y como la describió cayó en menos de un minuto, y en conjunto a la inexistente iluminación de la ruta me hizo tomar precauciones extremas, tales como hacer los 126 Km a 50km de promedio, ya que no conocía la ruta y todo vehículo usaba luces altas. Ya llegando a San Fernando llegue a los 90, pero solo fue el tramo final que si estaba correctamente iluminado.

Finalmente llegamos a San Fernando, a un lugar que habíamos coordinado antes de salir de Pichilemu, y logramos llegar a las 22:00, que era el punto máximo del toque de queda, para dormir y salir a las 5am del día lunes, ya que había que trabajar.


Fue un gran destino en el que solo faltó tiempo, al que volveré sin duda alguna, porque tiene magia, es playa y bosque a la vez, y eso que solo lo conocí por pocas horas, me imagino como será estar al menos un día.

5 Sep 2021

Pomaire - la ciudad de la greda (gredalandia)

Domingo, 9 de la mañana, y es momento de montar la moto para ir a un lugar en el que solo su nombre es sinónimo de tradiciones, gastronomía y grato ambiente cultural. Pomaire (o gredalandia como le digo de cariño).

Con las buenas sensaciones que tuvimos con mi pareja de de la salida anterior, le propuse una nueva aventura, esta vez a comer empanadas de medio kilo, en este lugar icónico de la Región Metropolitana, el cual se accede por la Ruta 78, así que con el ánimo arriba el apetito abierto y con las ganas que merecía la oportunidad, emprendimos el viaje.

Nos arreglamos para salir, y como hasta ese momento no había, hizo un clima bastante agradable, con una sensación térmica de 18°C a eso de las 10 am, iba todo espectacular, llegamos y nos encontramos con un chico que unió La Serena con Viña del Mar el día anterior, y se dirigía a Santiago en su BMW 700F que estaba en el estacionamiento, y nos hizo darnos cuenta de algo terrible: la hora que teníamos no correspondía, en realidad llegamos a las 11:45 a tomar desayuno ya que esa noche se hizo el cambio de hora. 

Hasta ese momento en realidad era solo una anécdota, ya que el plan era solo tomar desayuno, visitar el poblado y regresar. Más en realidad era la primera parada, porque la ruta seguía y era sorpresa. Terminamos saliendo a las 13:00 aproximadamente con destino Santiago, según el plan inicial, pero el rumbo era toda una sorpresa…

9 Jul 2021

Toda gran historia comienza un día como cualquier otro / Embalse el Yeso 

Camino Embalse el Yeso
Camino Embalse el Yeso

Era día viernes, tenia la fractura del cuarto metacarpiano izquierdo aun en recuperación, pero ya era el momento de comenzar.

Me lancé al Embalse el Yeso sin vacilación, y mi compañera de vida también se sumó a la aventura. Con en ánimo por las nubes salimos como si no hubieran preocupaciones ni verificación de tiempo, lo que más adelante nos pasaría la cuenta. 

Salimos a eso de las 10am, cuando pase a llenar combustible ya eran las 10:35 y el tramo Macul -> San José de Maipo era cercano a las 2 horas debido a que entré por Paine desde Av. Concha y Toro. Se veía un día soleado espléndido, cada parte del camino era un hermoso tren de cambios del color verde, tantas tonalidades como te pudieras imaginar, dentro del pequeño espectro visual que tenemos, cautivaba cada vez más el andar mientras nos adentrábamos en el camino. 

Llego un momento en el que los tonos del camino cambiaron drásticamente, y todo se abrió de repente. El paisaje cambio y la montaña nos daba la bienvenida, a un costado una montaña que subía hasta lo más alto que daba la mirada, mientras que al otro “El Toyo” se dejaba ver con toda la fuerza que un rio debe tener. La detención para apreciar lo que ahí ocurría fue obligada. 

Seguimos nuestro camino hasta llegar al tan conocido “Puente El Toyo”, lugar que por si solo es reconocidos por todos aquellos que hayan ido al Cajon del Maipo, y tomamos rumbo hacia la localidad de San Alfonso pasando por lugares que tanta satisfacción me dieron en el tiempo que estuve sin motocicleta, siendo este lugar el último lugar al que fui antes de pandemia. 

Continuamos por un largo tramo hasta la tan anhelada señalización que indicaba  el destino de este largo camino, me encuentro con lugares sacados de libro, postales montañosas que invitan a perderse en ellas, que luego de un par de curvas cerradas llega el tramo más divertido, donde se acaba el asfalto y comienza el camino de tierra, en el cual conlleva finalmente al tan esperado destino. 

Finalmente me encuentro con el paso cerrado (el error de no informarme bien del lugar al que me dirigía) puesto que se cierra en invierno por el hielo, y llegamos a pie haciendo una caminata a 2568 msnm por cerca de 30 minutos para ver el tremendo espectáculo que había ahí para mi. 

El saber que puedo volver en cualquier momento, que ya lo lejano no es tan lejano como solía pensar, abre una nueva perspectiva, de la cual no me quiero alejar. Una en la que planeo estar por muchos años más.

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